miércoles, 21 de abril de 2010
La campana herida
Se inclina el campanario,
la tierra tiembla.
Sobre maderos quebrados,
velones llorosos
y adobes polvorientos,
cae la campana;
el badajo golpea su interior
y, el último sonido,
sin esperanzas,
sin vibraciones,
es de agonía.
Su estertor,
se pierde entre ruidos subterráneos,
plegarias, lamentos y gemidos.
La iglesia,
antesala del cielo,
queda de rodillas.
Los santos en sus murallas,
circunspectos,
bajan al piso.
Los feligreses suplican.
La luna, impasible,
parece conocer la sentencia.
Oscar Concha Mena - 2010
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