Cuando la noche
con sus densos pliegues de negrura,
me invade
Cuando la ciudad
se torna afónica y
la soledad barre las calles
dejando ver,
apenas
uno que otro vagabundo
maldiciendo su destino,
entonces yo, busco abrigo
en la tibieza de mis recuerdos
Son tan queridas
las palabras que a través
de la pantalla, ahora muda,
tu me enviabas
envolviéndome como en un manto,
toda entera
Nunca oí tu voz,
y sin embargo, su música
dió luz hasta a mi más
escondida célula.
El azar te trajo en esa tarde
igual que un taumaturgo,
para hacer prodigios
en mi silencio.
Julieta Morales - 2001
miércoles, 5 de mayo de 2010
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