Posó en un cerro
una nube amorosa
vino a besarlo
Ante una flor
un colibrí extasiado
congela el vuelo
El guindo tiene
pequeños corazones
que nunca laten
Volcán engreído
que se mira en el lago
tan apacible
En el sendero
hay huellas titubeantes
hacia la tarde
Va la vaguada
recorriendo las tierras
que eran del mar
Rayo de luz
es mirada de sol
entre las nubes
La fría brisa
que entra bajo la puerta
pide refugio
Cae la lluvia
y suben los aromas
de pan y leña
Un río inquieto
llanto de la montaña
blanco de frío
Vientos del sur
me cuentan que los hielos
se están muriendo
De la naturaleza, del Libro “Avenencias”
sábado, 28 de noviembre de 2009
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