sábado, 6 de febrero de 2010

El Pajaro Mirlo


El tordo de noche gorgea su canto
cuando las luces apagadas
duermen mientras el solitea su voz
al ritmo del ala azabache y cuerpo oscuro.

Mas alla responden el canto
pajaros a contraluz del amanecer en un coro
lejano y cerca tuyo.

El pajaro negro coloca sonoro su estribillo
en el espacio mudo
y su hermano pajaro repite con fuerza principal el abecedario pio.

Tanta fuerza de pico para joder a la muerte e la ciudad
a la hora en que camino lento
sobre el asfalto presuroso de velocidad y tardo
de pasos calmos.

Ave,
y Cesar ave, ab,
vuela lejos de aqui mas alto que el cielo,
alli donde nadie alcance tu vuelo
ni el ojo del disparo ni el avion sonico y mecano
donde solo el aire proyecte tu batir de alas
a donde quiero seas.

Cristobal Salinas - 2010

miércoles, 3 de febrero de 2010

Yo

Yo soy la sombra de mi sombra
el aliento de mi existencia.
Yo soy la crisálida que envuelve
los labios que quisieran hablar
y se hallan mudos.

Yo soy el fin y soy la esencia,
soy el banquete de mis soledades.
Yo soy aquél que no tiene nombre,
y que sin embargo todos abrazan con su lengua.

Yo soy la voz
sin boca que la pronuncie.
Soy el silencio que debió ser palabra,
soy el espejo que no supo reflejar
más que carencias,
y la vergüenza que temió sonrojarse


Mangeles - 2000

El sagrado vino

El vino se hizo sagrado para siempre
con el primer milagro de las bodas
en Canaán la buena tierra
arida, ancestral y prometida.
convertido de agua pobre
en savia roja incandescente
espíritu de parras encantadas
que entonces quemaba lacerante
las jóvenes entrañas virginales
de esos novios imperfectos
que aún no saben gozar con su dolor.

El vino madura escondido
como una culpa adolescente
durmiéndose años en una cuba negra
trasegado de su noble madera
lo mismo que un hombre sabio
es fruto de la espera cotidiana
el vino es tiempo de aroma generoso
es fermento litúrgico de acoholes
alegre y mágico vehículo de arengas
rojo velo y grueso cuerpo
sangre ardiente que deleita
etílicos recuerdos de estruendosa bravura
es tesoro azucarado para el preso
medicina para mi ocio sin indulto
medida justa de lujuria prostituta
y un paraíso artificial para poetas.

Si mientras el vino reposa
en la copa cristalina del talento
la luz de algún deseo lo atraviesa
se tiñe del color de una sangre cosechada
libera la mente anquilosada
amenaza tiranía sobre el cuerpo
enciende el deseo y extingue el rencor
espanta nuestra torpe cordura soñolienta
y llama raudo a esta inquieta lucidez
con que se hace adorar en homenajes
nos hace pronunciar más que lo sensato
y despierta este otro yo más verdadero.

Prisionero adulto de verdes cristales
protegido de las luces lacerantes
he de beberte como la breve vida
lento, y evitar que me lleves la cabeza
que despiertes en mí tu mansa cólera
y sacudas mis sentidos ya dormidos.

¡Vino ven, respira y escucha!
esta cofrafía de entusiastas de las letras
que han dejado esta jornada las estrofas
empeñados ahora en otras ciencias
para cumplir esta tarea predilecta:
engullirse con fruición y con tu ayuda
estas sabrosas carnes palpitantes
de quién sabe qué víctima inocente
con el sólo pretexto de beberte.

¡Salud!


Gonzalo Martinez - 2000

La hora undecimal


Cuando voy conectando los recuerdos,
va cobrando sentido la memoria,
el origen y destino de los sueños,
la distancia y cercanía de sus dueños,
y el distinto final de cada historia.

De certezas y dudas, la conciencia,
de luces y sombras, la experiencia,
libertad y voluntad nos diferencian,
en salud y adversidad, la fortaleza,
con aciertos y errores, la nobleza.

La razón y la fuerza, coordenadas,
de la paz y la violencia, cuerpo a cuerpo,
la inocencia y la ignorancia, cara a cara,
la presunta justicia desahuciada,
indulgencia y venganza, confrontadas.

La armonía y la belleza en los museos,
archivado el pensamiento en bibliotecas,
la ficción monetaria nos consume,
el poder y su embudo enmohecido,
el derecho y sus reveses, mal zurcido.


Hugo Cuche - 2009

Adoracion

Adorarte es no permitir
que ni una hebra de tu cabello
sea profanada por soles.

Es recoger una a una tus lágrimas
antes que rueden por tus mejillas
y hacer de ellas dos joyas que no evaporen.

Es guardar en baúles de cristal
tus juramentos de amor eterno.

Es no dormir,
por el placer de contemplarte
y adivinar tus sueños.

Es sentirme dichoso
de tan solo verte despertar una mañana más.

Es evitar
que adornaras de cortes tus venas,
no permitir que se nublaran tus ojos,
no aceptar que te fueras.

Es beber del cáliz de tus llagas
la última sangre
del amor eterno.

Adorarte es escribir
todo lo que por ti he hecho
antes de dormir
eterno junto a tí.


Alejandro Castillo - 2000

Buscandote

El día fue muriendo lentamente,
hora tras hora,
los recuerdos giraban en mis sienes,
plasmándose inmóviles
como retratos en la cúspide
de mis retinas.

La inerte oscilación del péndulo
de aquel reloj en tu living
marcaba con exactitud
la pauta de tus efímeros aterrizajes
sobre mis brazos.

Oía por largos segundos tus charlas,
tus parlamentos mecanizados
"¡Te quiero tanto!,
ayer no pude dejar de extrañarte,
desde mi paradero,
mi cuarto, mis labios mis manos..."
Y con eso era suficiente.

Imagino que nunca entendiste
cuanto y que tan hondo
era mi amor; qué más da,
si al final de la rutinaria jornada
siempre era un agudo silencio
quien me recordaba que debía partir,
que allá afuera me esperaba
mi triste y solo andar
por las desnudas y heladas avenidas
de mi malherido Santiago
y que al cruzar el umbral de tu puerta
me iría con un gusto amargo,
pues estaba equivocado
aún es muy temprano para mí,
todavía no merezco del tiempo la mujer
que me diga "te fuiste pero aún sigues conmigo".


Jorge de Ades - 2000

25 años de taller


Vengo a la vendimia
de prolíferas letras,
de un huerto fresco de
poemas,
elaborado con tierra
y versos de semilla:

La gimnasia de las calles,
la elección de las estaciones;
el encuentro de las esquinas,
el desequilibrio de las cornisas.

El coro de adoquines
pardos;
un álbum de imágenes,
de rostros entreabiertos;
horarios lunares hecho
estrofas.

Pero por qué caricaturas
del tiempo?
Si no se acostumbran a la
oscuridad,
al talaje del tiempo,
a ser escoltas del silencio.

Quién los autorizó para
cansarse,
si estábamos recién
limpiando la tierra.
Por qué no vuelven?

Hay puertas dormidas que
hoy evoco:
díganme que fueron
un sueño,
un canto de estambres
rotos.

Soy un coleccionista de
días sábados,
los atesoro; viven con
inclaudicable frescura,
están en todas las
habitaciones de mis coronarias.

Es la palpitación de mi universo


Fernando Valenzuela - 2000

Porotos nuestros


Los porotos son la esencia
del potencial nacional,
es un plato pluralista.
refinado y popular,
sabroso y hospitalario,
llena el alma y paladar,
con su explosiva receta
de fragante picardía,
al roto trabajador
aporta sus calorías.

Ingrediente capital,
de la cocina chilena,
noble exponente elevado
al altar de los mercados,
digna rienda de las dietas,
de suegras y diputados,
apuntala la balanza
del marginal consumidor,
que anima la economía
con cotidiano sudor.

Señora dueña de casa,
anónima sufridora,
prodigiosa ilusionista,
de platos y cacerolas,
aunque escaseen las chauchas,
que nunca falte en la compra,
un puñado de porotos
y una pizca de color,
pa’ seguir parando la olla
y conservar el humor.

Hugo Cuche - 2009